Hijo mío que estás en la tierra,
Preocupado, solitario, tentado...
Yo conozco perfectamente tu nombre
Y lo pronuncio santificándolo,
Por que te amo.
No, no estás solo
Sino habitado por mí,
Y juntos construiremos este Reino
Del que tú vas a ser el heredero.
Me gusta que hagas mi voluntad,
porque mi voluntad es que tú seas feliz,
ya que mi gloria eres tú,
cuando estás vivo
y por eso quiero que llegues a vivir
para siempre.
Cuenta siempre conmigo...
Y tendrás el pan para hoy;
No te preocupes,
solo te pido que sepas compartirlo
con tus hermanos
sabes que perdono todas tus ofensas
antes incluso de que las cometas
por eso te pido que hagas lo mismo
con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en tentación
cógete fuerte de mi mano
Y yo te libraré del mal,
De todo mal.
¡Querido hijo mío!
domingo, 7 de febrero de 2010
CARTA DE DESPEDIDA DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ A SUS AMIGOS
SE DESPIDE UN GENIO
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera”.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas , pero dejaría que solo el aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres..., he aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre dí lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente u rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría. Tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo . Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname” “por favor” “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.
Demuestra a tus amigos y seres queridos que te importan.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera”.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas , pero dejaría que solo el aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres..., he aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre dí lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente u rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría. Tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo . Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname” “por favor” “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.
Demuestra a tus amigos y seres queridos que te importan.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
UN NIÑO VA A NACER
Cuenta una antigua leyenda que un niño estaba por nacer y le dijo un día a Dios:
Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra, ¿Pero, como viviré tan pequeño e indefenso como soy?
Dios le contestó:
Entre muchos ángeles escogí a uno para ti que te está esperando, el te cuidará.
Pero dime: Aquí en el Cielo no hago más que cantar y sonreír, y eso me basta para ser feliz, ¿Y como entenderé cuando la gente me hable si no conozco el idioma diferente que usan los seres humanos.
Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con amor y paciencia te enseñará a hablar.
¿Y que haré cuando quiera hablar contigo?
Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
¿As oído decir que en la Tierra hay hombres malos?, ¿Quien me defenderá?
Tu ángel te defenderá a costa de su vida si fuera necesario.
Pero estaré triste porque ya no te veré más
No te preocupes, tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo estaré siempre a tu lado.
En ese instante una gran luz reinaba en el Cielo y ya se oían voces terrestres.
Dios, ya me voy, dime su nombre, ¿Como se llama mi ángel?
Y Dios le contestó:
Su nombre no importa, tu solo le dirás “mamá”.
Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra, ¿Pero, como viviré tan pequeño e indefenso como soy?
Dios le contestó:
Entre muchos ángeles escogí a uno para ti que te está esperando, el te cuidará.
Pero dime: Aquí en el Cielo no hago más que cantar y sonreír, y eso me basta para ser feliz, ¿Y como entenderé cuando la gente me hable si no conozco el idioma diferente que usan los seres humanos.
Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con amor y paciencia te enseñará a hablar.
¿Y que haré cuando quiera hablar contigo?
Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
¿As oído decir que en la Tierra hay hombres malos?, ¿Quien me defenderá?
Tu ángel te defenderá a costa de su vida si fuera necesario.
Pero estaré triste porque ya no te veré más
No te preocupes, tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo estaré siempre a tu lado.
En ese instante una gran luz reinaba en el Cielo y ya se oían voces terrestres.
Dios, ya me voy, dime su nombre, ¿Como se llama mi ángel?
Y Dios le contestó:
Su nombre no importa, tu solo le dirás “mamá”.
UNA CARTA PARA TÍ
Cuando te levantabas esta mañana, yo te observaba, y esperaba que me hablaras aunque fuera unas cuantas palabras preguntando mi opinión, o agradeciéndome por algo bueno que te hubiera sucedido ayer,
pero noté que estabas muy ocupado buscando la ropa adecuada para irte al trabajo.
Seguí esperando de nuevo mientras corrías por la casa arreglándote,
supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras ¡hola!,
pero estabas demasiado ocupado.
Por eso encendí el cielo para ti,
lo llené de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías,
pero ni siquiera te distes cuenta de eso.
Te observé mientras ibas rumbo a tu trabajo y esperé pacientemente todo el día,
con todas tus actividades; supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo.
De regreso, vi tu cansancio, y quise rociarte un poco para que el agua se llevara el estrés,
pensé agradarte para que así pensaras en mí, pero enfurecido ofendiste mi nombre,
¡deseaba tanto que me hablaras!
Aun quedaba mucho tiempo.
Cuando llegaste a casa, encendiste el televisor,
yo esperé pacientemente, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.
Te noté cansado y entendí tu silencio,
así que, opaqué el resplandor del cielo,
pero no te dejé a oscuras, lo cambié por el lucero.
En verdad, “fue hermoso”, pero no estuviste interesado en verlo.
A la hora de dormir, (creo que estabas agotado).
Después de decirle “buenas noches” a tu familia caíste en tu cama y casi de inmediato te dormiste.
Acompañé con música tu sueño,
mis animales nocturnos se lucieron.
No hay problema, porque quizás no te has dado cuenta que siempre estoy ahí para ti.
Tengo más paciencia de la que imaginas.
También quisiera enseñarte como tener paciencia con otros.
¡Te amo tanto! Que espero todos los días por una oración, un pensamiento o un poco de gratitud del corazón, admirando el paisaje que hago para ti,
Bueno, te estás levantando de nuevo y otra vez aguantaré sin nada más que mi amor por ti, esperando que el día de hoy me dediques un poquito de tu tiempo.
Que tengas un buen día,
tu amigo,
Dios.
pero noté que estabas muy ocupado buscando la ropa adecuada para irte al trabajo.
Seguí esperando de nuevo mientras corrías por la casa arreglándote,
supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras ¡hola!,
pero estabas demasiado ocupado.
Por eso encendí el cielo para ti,
lo llené de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías,
pero ni siquiera te distes cuenta de eso.
Te observé mientras ibas rumbo a tu trabajo y esperé pacientemente todo el día,
con todas tus actividades; supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo.
De regreso, vi tu cansancio, y quise rociarte un poco para que el agua se llevara el estrés,
pensé agradarte para que así pensaras en mí, pero enfurecido ofendiste mi nombre,
¡deseaba tanto que me hablaras!
Aun quedaba mucho tiempo.
Cuando llegaste a casa, encendiste el televisor,
yo esperé pacientemente, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.
Te noté cansado y entendí tu silencio,
así que, opaqué el resplandor del cielo,
pero no te dejé a oscuras, lo cambié por el lucero.
En verdad, “fue hermoso”, pero no estuviste interesado en verlo.
A la hora de dormir, (creo que estabas agotado).
Después de decirle “buenas noches” a tu familia caíste en tu cama y casi de inmediato te dormiste.
Acompañé con música tu sueño,
mis animales nocturnos se lucieron.
No hay problema, porque quizás no te has dado cuenta que siempre estoy ahí para ti.
Tengo más paciencia de la que imaginas.
También quisiera enseñarte como tener paciencia con otros.
¡Te amo tanto! Que espero todos los días por una oración, un pensamiento o un poco de gratitud del corazón, admirando el paisaje que hago para ti,
Bueno, te estás levantando de nuevo y otra vez aguantaré sin nada más que mi amor por ti, esperando que el día de hoy me dediques un poquito de tu tiempo.
Que tengas un buen día,
tu amigo,
Dios.
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