domingo, 7 de febrero de 2010

UNA CARTA PARA TÍ

Cuando te levantabas esta mañana, yo te observaba, y esperaba que me hablaras aunque fuera unas cuantas palabras preguntando mi opinión, o agradeciéndome por algo bueno que te hubiera sucedido ayer,
pero noté que estabas muy ocupado buscando la ropa adecuada para irte al trabajo.
Seguí esperando de nuevo mientras corrías por la casa arreglándote,
supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras ¡hola!,
pero estabas demasiado ocupado.
Por eso encendí el cielo para ti,
lo llené de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías,
pero ni siquiera te distes cuenta de eso.
Te observé mientras ibas rumbo a tu trabajo y esperé pacientemente todo el día,
con todas tus actividades; supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo.
De regreso, vi tu cansancio, y quise rociarte un poco para que el agua se llevara el estrés,
pensé agradarte para que así pensaras en mí, pero enfurecido ofendiste mi nombre,
¡deseaba tanto que me hablaras!
Aun quedaba mucho tiempo.
Cuando llegaste a casa, encendiste el televisor,
yo esperé pacientemente, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.
Te noté cansado y entendí tu silencio,
así que, opaqué el resplandor del cielo,
pero no te dejé a oscuras, lo cambié por el lucero.
En verdad, “fue hermoso”, pero no estuviste interesado en verlo.
A la hora de dormir, (creo que estabas agotado).
Después de decirle “buenas noches” a tu familia caíste en tu cama y casi de inmediato te dormiste.
Acompañé con música tu sueño,
mis animales nocturnos se lucieron.
No hay problema, porque quizás no te has dado cuenta que siempre estoy ahí para ti.
Tengo más paciencia de la que imaginas.
También quisiera enseñarte como tener paciencia con otros.
¡Te amo tanto! Que espero todos los días por una oración, un pensamiento o un poco de gratitud del corazón, admirando el paisaje que hago para ti,
Bueno, te estás levantando de nuevo y otra vez aguantaré sin nada más que mi amor por ti, esperando que el día de hoy me dediques un poquito de tu tiempo.
Que tengas un buen día,
tu amigo,
Dios.

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